
A efectos de currículum, lo correcto sería reseñar el comienzo de mi relación con la música a los 8 años de edad, que es cuando comencé mis estudios... sin embargo, a efectos biográficos, ésa relación comenzó mucho antes y de una manera algo menos ortodoxa.
Y es que mi primer contacto con la música, se podría decir que fué "físico". Literalmente. Pues siendo yo muy pequeño, adquirí la costumbre de agazaparme bajo el piano donde practicaba mi hermano mayor y con la cabeza apoyada en la madera, recibir a pecho descubierto el chaparrón de escalas que se precipitaba desde el teclado.
Aunque, tal vez ya por entonces, había comenzado a disfrutar de aquellas mañanas de domingo en el Teatro Real donde, mi padre, emocionado ( y tal vez somnoliento aún, después de haber pasado toda la noche en vela haciendo cola para conseguir las entradas ) me daba el programa y un lápiz, para que yo dibujase en los espacios en blanco "lo que la música me contara" ( aún puedo sentir la emoción que me producía la vibración del la del oboe en el aire de la gran sala de conciertos, seguido del clamor creciente de la orquesta uniéndose en un unísono cada vez más denso, y el silencio... ...aquél profundo silencio antes de comenzar... ).
Luego llegaron los estudios musicales, las escuelas, las academias y los métodos ( el de Solfeo, el de Entonación, el de Repentización... y aquél pequeño pero venenoso librito de Teoría de la Música, al que le costaba tanto mantenerse encuadernado, como a mi retener sus enseñanzas ).
Y sería por la edad... ( la mía, o la de aquellos libros ), pero el caso es que, durante mis estudios, nunca llegué a sentir la emoción que me había llevado hasta allí. Tan sólo en una ocasión intuí para qué servía todo lo que estaba haciendo. Fué en un exámen, ya a final de un curso, cuando alguien se dignó a acompañar con cuatro acordes de piano, los lamentos que yo le arrancaba a mi violín... y de repente, aquella melodía reveló para mí toda su intención y sentido. - ¡ Vaya, era ésto ! - pensé... Pero ya era tarde.
Dejé los estudios musicales, o para ser más exacto, "aquellos" estudios musicales. Porque, inevitablemente, nunca dejé de buscar lo que tanto necesitaba. De hecho, desde entonces hasta hoy, la música ha formado parte de cada uno de mis días, llevándome a investigar cuanto instrumento ha tenido la dudosa suerte de caer en mis manos, o a formar parte de proyectos y formaciones musicales de toda índole: Desde un coro de proyección internacional, hasta bandas de los más diversos estilos ( Rock, Swing, Folk, Jazz, Funk...).
También, en todo este tiempo, la música ha formado parte importante de mi vida laboral , trabajando para diversas compañías ( Kull d ́sac, Tamanca, Batukones, Epa juglares, músicos a la carta .... por citar algunas), o diseñando y realizando eventos de animación musical ( Vip Comunicación) ,o dando clases en distintos municipios de Madrid y Segovia... o cofundando una compañia de teatro infantil ( El Murgaño ) en la que, afortunadamente para los niños, no soy actor.
Por todo ello, cuando se formó la Asociación Peñasirio Música y Cultura y arrancamos con la Escuela Municipal de Música de Manzanares, lo tuve claro: Mi misión sería intentar abrir una puerta al mundo de la música por la que, aquél que se asomase, sintiera la tentación de entrar. Y por éso escogí a los más pequeños. Precísamente, para facilitarles su primer encuentro con la música e intentar que ésa puerta quedase siempre abierta... Pero, consciente de la inmensa responsabilidad que éso supone, ( aprendida con mi propia experiencia ), me propuse hacerlo como a mí me hubiera gustado que lo hicieran conmigo.
Así pues, a lo largo de los años, he ido desarrollando y matizando toda una metodología propia, así como los materiales pedagógicos adaptados a ella ... que algún día venderé y por supuesto, me haré multimillonario.